En los últimos tres años cientos de indignados han pasado de cabreados a emprendedores. Sus colores políticos difieren pero sus objetivos generales no: quieren que sus plataformas y empresas conviertan España en un país mejor, en una democracia mejor y en un mercado más justo. No se había visto una sociedad civil tan movilizada desde los años setenta y principios de los ochenta; ellos y no los partidos políticos, los sindicatos o las grandes ONGs son los que han iniciado ya una segunda Transición sin pedir permiso a nadie.
La Empresa de la Indignación, el ebook del periodista económico Gonzalo Toca que publica JDB, es como un thriller o una novela breve. En este relato trepidante de cuatro reportajes entrelazados se condensan más de cuarenta horas de entrevistas con expertos, emprendedores y soñadores con buenas dosis de enfado, humor y optimismo. El autor, un admirador confeso del Nuevo Periodismo de Truman Capote o Tom Wolfe, ha apostado por «desplegar todos los recursos de la ficción para contar una historia verdadera».
Desfilan por sus páginas personajes tan distintos como el progresista Ignacio Escolar, director de Eldiario.es, el liberal Juan Ramón Rallo, al frente del Instituto Juan de Mariana, los fundadores de Verkami y Goteo, el presidente de FIARE, un nuevo banco ético español, o los creadores de Plaza Podemos, Ágora Voting y AppGree. Ahí están las pequeñas editoriales y think tanks que trataron de enseñar política a los acampados del 15M, los capitanes de los nuevos medios de comunicación que surgieron, las empresas sociales con las que esperan vencer a las grandes o convencer a la gente de que hay alternativas a esta capitalismo y, por supuesto, los impulsores de sistemas de votación y transparencia más eficientes.
«Intenté describir un momento clave, tal vez el momento más importante que va a vivir nuestro país en muchas décadas. Hablamos de una generación que, con el apoyo de buena parte de la sociedad, ha tomado la palabra y ha decidido que no quiere conformarse con protestar y emigrar. Creen que si España es el problema los españoles tenemos que ser la solución», afirma Gonzalo.
Es un cambio de mentalidad que trascendería el fenómeno de Podemos o Pablo Iglesias. También desbordaría la visión de un solo partido o las prioridades de cualquier líder político. Es un enorme ejercicio de brainstorming de miles de personas al mismo tiempo que ofrecen sus soluciones concretas a problemas sociales que necesitan corregir. De una población que ha dejado que sus líderes cometan errores para echarles la culpa después, advierte el autor, habríamos pasado a otra en la que muchos han decidido asumir la responsabilidad y las consecuencias de participar en la conversación sobre el futuro, de debatir en vez de descalificar sin más al adversario político y de arriesgarse a cometer graves errores con sus decisiones y sus proyectos. Nadie puede estar que vaya a salir una España mejor de esta conversación, pero no hablar y no construir algo nuevo ya no parece una alternativa.
El punto de arranque del thriller es el 15M, no porque todos los que luego lanzaron sus iniciativas se sientan necesariamente progresistas o porque hayan seguido identificándose con colectivos como Democracia Real Ya, Juventud Sin Futuro o #Nolesvotes, sino porque fue el momento en el que cristalizó la indignación y la sensación de que se podían cambiar las cosas al margen del sistema de los grandes partidos, las meras elecciones cada cuatro años y los sindicatos. También fue el marco en el que miles de jóvenes y no tan jóvenes empezaron a buscar masivamente formación política para que su enfado fuese algo constructivo y no sólo una expresión de amargura, ira o tristeza.
«Se respiraba más esperanza que frustración fuera y dentro de aquellas plazas… Y así ha seguido siendo para estos emprendedores a pesar de la tragedia del paro, los incumplimientos electorales o los escándalos de corrupción de los últimos años», señala el autor.
El ebook está dividido en cuatro reportajes entrelazados. El primero explica la forma en la que se produjo esa alfabetización política y la enorme influencia que tuvieron pequeñas editoriales, asociaciones y think tanks. El segundo describe cómo se pusieron en marcha nuevos medios de comunicación para que fuesen testigos de los abusos del poder y los denunciasen con la dureza que muchos demandaban. El tercero se concentra en la aparición de unas empresas éticas y sociales que podrían servir de contrapeso o alternativa a las que habitan ahora mismo el corazón del sistema. Por último, el cuarto reportaje pisa los talones de aquellos que han abierto negocios y diseñado herramientas para que los líderes políticos sean más transparentes, para que la gente tome conciencia de los incentivos perversos con los que tienen que lidiar y para que la sociedad se sienta más y mejor representada.
La segunda Transición, advierte Gonzalo Toca en La Empresa de la Indignación, ha comenzado. Es un salto al vacío para el que ya no hay marcha atrás. Lo único que depende de nosotros es participar o no en la conversación que definirá nuestro futuro, el de nuestros hijos y probablemente el de nuestros nietos. Millones de españoles han tomado la palabra y esta vez parece que van a tener que escucharles. No se ha abierto el telón. Está saltando por los aires.
[…] Así se convirtieron los indignados en grandes emprendedores […]
Estos últimos tres años me siento de nuevo orgulloso de ser español cuando me identifico con la movilización de la sociedad civil, pero si miro el conjunto, me da mucha vergüenza ser español.
Soy un pesimista y no creo que lleguemos a cambiar radicalmente la sociedad, puede que alguna parcela si, pero en su conjunto seguirá siendo corrupta y partidista. Los españoles no quieren cambiar, solo creen que `podrán obtener un trozo más grande de pastel, no se quiere cambiar el sistema, sino que este no nos deje a nuestra suerte. La avaricia y la codicia gobiernan y si la gente se une es por necesidad, no creo en las supuestas virtudes de los últimos en llegar al juego del poder.
Nunca he votado, ni lo haré y eso que puedo en dos países , la gente que quiere el poder siempre tendrá intereses que no son los de la mayoría. Une seule régle:Ni dieu,ni maître.
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