De entre el catálogo de mujeres fatales que en el mundo de la ficción han sido, pocas tan inquietantes y extrañas como Toshiko Tomura, que en el particular ránking de este tipo de personajes estaría como mínimo en el pódium y en dura competencia para ser la primera por méritos propios. La protagonista de El Libro de los Insectos Humanos (Osamu Tezuka, ed. Astiberri) centra una imaginativa historia donde ciertas pasiones humanas son analizadas por la lupa de entomólogo del autor, que divide la obra en Cigarra de primavera, pulgón, coleóptero y grillo (aunque en la historia se insiste principalemente en la mariposa y su crisálida) . Los hombres y mujeres que aparecen en las páginas muestran todo un conjunto de sentimientos, reacciones y relaciones que dan forma a una trama que se puede encuadrar en el género negro, pero que va mucho más allá.
Llama la atención que esta obra, aunque recientemente publicada en España, date de 1970. Parece absolutamente actual, escrito como elogio, salvo porque los personajes no andan contestando constantemente whatsapps o hablando por el móvil. Los trazos remiten a ese tipo de clasicismo en el mejor sentido, el de los cómics por los que parece no pasar el tiempo. Quizá un estudioso de la moda pudiera ahondar más en las razones por las que los personajes de este tebeo no se distinguen por cierto desfase, como suele pasar cuando vemos estéticas de otras épocas (y no digamos ya de los 70), pero, si hablásemos cinematográficamente, podríamos decir que tanto la vestimenta como los decorados, es decir, la dirección artística en general, está pensada con inteligencia para que no perturbe al lector y, desde luego, para que su apariencia perdure. No en vano Stanley Kubrick quiso fichar a Tomura para 2001, una odisea en el espacio.
Pero esa sensación de actualidad va mucho más allá de la apariencia. Está sustentada sobre todo en el ritmo. Y aquí tendríamos que hablar de un excelente montaje. Los términos cinematográficos no están escogidos por una simple comparación, sino porque Tomura bebió de los clásicos del cine para trasladar ciertas estructuras narrativas al cómic, encontrando los puntos adecuados de intersección entre una actividad creativa y otra. Esta característica queda clara en todo el tebeo y todavía más en algunos pasajes de acción con pocos diálogos.
Precisamente, para lograr esto, las composiciones de las páginas están extraordinariamente trabajadas. Combina todo tipo de formas viñetas y de número de viñetas en las páginas para lograr que el dinamismo de cada momento se adecúe a la perfección a lo que se cuenta en ese preciso instante. Recomiendo que tras una primera lectura se vuelva para observar este aspecto en concreto. Entonces se apreciará tal labor en su medida. Y creo que cualquiera procederá a quitarse el sombrero.
La trama gira en torno a las andanzas de una misteriosa mujer, capaz de aprender cualquier actividad artística de un maestro (actuación teatral, diseño gráfico, fotografía, literatura, arquitectura) e imitar sus maneras hasta hacer exactamente lo mismo, cuando no se decide directamente por el plagio o el robo de la obra. Se puede hablar de un extraño parásito que se mimetiza con la víctima, de una sorprendente psicópata A partir de este excéntrico planteamiento, donde no faltan una marcianada nipona en la relación con la madre (que no desvelamos pero hace honor a la consideración de Japón como planeta aparte ), se desarrolla un divertido guión repleto de asesinatos, tejemanejes económicos y escenas sexuales dibujadas, por cierto, con un erotismo cuidado y sugerente.
Se le pueden poner algunas pegas al cómic, sobre todo al guión, que siendo sólido no es ni mucho menos perfecto. Por ejemplo más profundidad en algunos personajes e historias (algunos de estos personajes quedan muy diluidos), o incluso en la misma protagonista, que queda reflejada en virtud de sus rasgos más llamativos pero de la que sabemos poco. Quizá algunas elipsis son demasiado abruptas. El final también puede decepcionar un poco. Pero son eso, que quede claro, pegas a un cómic que visualmente se encuentra en la excelencia y que interesa en todo momento por la imaginación aplicada al thriller, el derroche de calidad en la planificación de las viñetas y la atmósfera enfermiza y rara que desprende en todo momento.