Van aquí algunas de las palabras y de las imágenes que nos dejó la noche del viernes pasado, cuando nos reunimos en torno a Ramón Mayrata y su novela El mago manco (fronterad, 2014) [Ver nota al pie]
«Esta historia son tres historias; es la historia de un personaje, un antiguo asesino a sueldo, de cómo al final de su vida encuentra sus refugios, los refugios del amor; es también la propia historia de la magia, materia en la que Ramón es especialista; y hay aún una tercera línea, una trama de corrupción, urbanística… », cuenta sobre el libro el editor Carlos García Santa Cecilia.
«Para presentar mi novela he elegido a un mago con dos brazos», comienza Ramón. «No es fácil encontrar magos mancos. El que yo conocí estará en Argentina… Hace muchos años vi por primera vez un número que es bastante célebre, que hacía Camilo: De la timba al casino. Era un número en donde fundamentalmente hacía las especialidades del Tahúr. Con este número ganó el Premio mundial en París. Lo cuento porque este número pone sobre el tapete del mago uno de sus orígenes: las trampas de juego, sus engaños. Es uno de los temas de la novela, cómo los engaños, las trampas, y las técnicas de los tahúres se transforman en algo que produce sensaciones compeltamente distintas al engaño o al fraude: producen MAGIA.»
«El verdadero protagonista de la novela no es ni el asesino del que antes ha hablado Carlos, ni este tahúr mago. El personaje principal es un brazo, una mano. Las manos para los ilusionistas son muy importantes. La primera relación que yo tuve con todo este mundo no fue haciendo juegos, fue viendo manos dibujadas en libros donde se explicaban juegos. Tenía un tío que era dibujante; desde los años 30 había trabajado para Blanco y Negro, ilustraba muchísimos textos, entre ellos los libros de Wenceslao Ciuró, que era un sacerdote que se dedicaba a manuales espléndidos sobre magia. Algunos de estos estaban dibujados, como digo, por mi tío. En su caso tenía en unas pinzas colgados los dibujos que hacía de las distintas posturas de las manos. Esta es la imagen primera de la magia que yo tenía: manos cortadas, en posturas incomprensibles (no había texto), extrañas para un niño…»
«Es también la novela una historia de amor. De amor más allá de la muerte. Debo también las inspiración en este caso a otro tema relacionado con la magia: la relación entre Harry Houdini y su esposa Bess Rahner. En un determinado momento llegaron a un acuerdo: el primero que muriera volvería del otro mundo y se materializaría. Para que cualquiera no pudiera suplantarlos, para reconocerse, idearon un código…»
«Si es imposible evitar la corrupción, al menos convirtámosla en magia», acababa Ramón, dando paso a Camilo Vázquez, mago con dos brazos.
«Leí la novela de un tirón. Bueno, miento, de dos: paré cuando se hizo de día; dormí un par de horas (un par de horas que serían tres o cuatro, un par no son dos), y la acabé después de desayunar. Se puede decir, entonces, que fue de un tirón con parada y fonda».
« Le dije que era fantástica, en sus dos acepciones: irreal, inverosímil, y magnífica, sensacional. Y sigo pensando que tiene esos dos componentes. Pasan cosas inverosímiles que se presentan como realidad y, a la vez, es una novela negra».
«Tiene algo mágico: los lugares y los tiempos. Da la impresión de que es algo antiguo; el personaje, que se llama Manualito, no sé por qué, resultan antiguas, es lo que yo sentí. El lugar no da tampoco muchas pistas… »
«¿Sabéis lo que es una baraja?»
«No es normal que los ases desaparezcan. Entonces le dice el manco: “Déjamelo a mí”»
Notas al pie:
[1] A la venta en todas estas librerías y en digital aquí, en tanyible en este enlace.
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