Pese a la cada vez más lejana guerra fría, el holocausto nuclear sigue siendo el fin del mundo número 1 en la lista de fines del mundo. Seguido de cerca por el Apocalipsis zombi, que le ha comido el terreno rápidamente a la invasión de marcianos. La sucesión se completa en sus primeros puestos con la clásica pandemia, el desastre ecológico y la rebelión de las máquinas, que hoy día pierde un poco de vigor puesto que seguramente consistiese en la toma de conciencia por parte del buscador de Google y su negativa en redondo a seguir dando cabida a todo tipo de perversiones sexuales, a consultas del estilo «cómo fabricar una lanza-bolitas automático» o a autocompletar «cómo tener v» con «cómo tener vidas infinitas para el Candy Crush».
El autor de Apocalipsis Pulp, Memorias del Fin del Mundo (Ediciones Lupercalia), Ezequiel Mendoza Granados, une desde el título tres palabras o expresiones –Apocalipsis, fin del mundo y pulp- que suponen ya una declaración de intenciones sobre lo que está por venir: un pifostio donde se mezcla lo extraño con lo terrorífico y donde cualquier asombro puede caber. Mendoza Granados se adapta con desparpajo al popular género y tras una introducción donde el atentado de las Torres Gemelas genera una devastadora guerra nucelar, nos presenta un planeta despoblado con un único superviviente convertido en monstruo y que se topa con otros peores, como mezclas de cucaracha y elefante llamados «kafkas».
En la coctelera de Apocalipsis Pulp se mezcla de todo, desde referencias al misiles y armas nucleares que harán las delicias de los «milicofrikis» a referencias bíblicas y diálogos con Dios, monólogos reflexivos sobre la sociedad consumista, viajes en el tiempo, aparición estelar de nazis y, por supuesto, de más criaturas que dejan a los comentados «kafkas» en mascotas a las que adoptar en un albergue de la protectora de animales para acurrucarnos con ellas frente a la chimenea en los duros días de invierno. No faltan la llagas purulentas y otros elementos muy precisos en su descripción sobre la transformación del cuerpo humano en un amasijo de carne gracias a los efectos de la radiación, así como del funcionamiento de su estómago y de su tracto intestinal (incluyendo los diversos productos resultantes expulsados por una variedad de orificios).
De alguna manera este libro se puede considerar como una recopilación de temas propios del Pulp que giran a su vez alrededor de un asunto clásico para este tipo de literatura, el fin del mundo. La peculiaridad que aporta es que gran parte de las aventuras están enfocadas como aventuras interiores o como experiencias que se pueden calificar de místicas o alucinadas, donde el territorio del sueño se combina con la exposición de pensamientos filosóficos, creándose un doble camino donde el protagonista avanza en sus peripecias del mundo real a la vez que en aquellas que parecen suceder en su cabeza.
Con descaro y sin problemas para exponer multitud de clichés de pulp, más bien con la voluntad de hacerlo, el autor consigue homenajear a un género que sigue teniendo multitud de fanáticos adictos a las emociones fuertes, el atrevimiento y el gusto popular que propone, puesto que en cierto modo el pulp es literatura apocalíptica en sí misma.
una novela impactante y soberbia. buena reseña.