Superada la primera prueba, una vez hecha y entregada la entrevista a la Sargento Margaret y habiendo constatado que aún seguía entera, me encuentro con otro encargo de esos que hacen saltar no de alegría y sí de susto: «Eva, querida, hay que entrevistar a D. Carlos González Peón, alias Tongoy. Y rapidito». No sé si se hacen ustedes idea de lo duro que es esto. Ahí va.
¿Quién es Carlos González Peón? ¿Y Harold Bloom?
La primera me la sé. Carlos González Peón soy yo. Harold Bloom, ni idea. ¿Un modelo de ropa interior, tal vez?
¿Por qué escribe sobre libros? ¿No le gustaría más hablar de fútbol, cine o pornografía? Solo por poner unos ejemplos de cosas aparentemente más divertidas.
La pornografía soy más de comentarla en directo y creo que el fútbol debería estar prohibido por ley. Escribo sobre libros porque lo que hago en mi tiempo libre es leer. Cuando me dé por otra cosa, lo sabrán. O no.
Dígame la verdad: ¿Se lee hasta el final y página por página todos los libros que comenta en su blog? ¿Es necesario en todos todos los casos o es posible hacerse una idea sin necesidad de llegar al final?
No, claro que no siempre los leo enteros. Lo que sí hago es decirlo. Quiero decir que si no puedo terminarlo y si me lo pide el cuerpo, reflexiono públicamente sobre las razones por las que no pudo ser. O no digo nada. Abandono muchos libros, pero siempre es más divertido hablar que callar. Callando no se aprende nada y por alguna razón este tipo de críticas cabrean a la gente mucho más y eso siempre es motivo de alegría y satisfacción.
Le han acusado de leer sólo aquellos libros que sabe de antemano que le van a desagradar, que lo hace por el placer de ponerlos luego a parir en su blog. ¿Qué hay de cierto en esta afirmación?
Hay tanto de cierto como de falso. Leo libros que creo que no me van a gustar por muchas razones: para tener argumentos a la hora de defender cierta postura, por ejemplo, o para tratar determinada cuestión, pero sobre todo por curiosidad y porque solo me fío de mi propio criterio. O para ver qué se cuece por allí o por dónde se mueve la editorial equis. También para descartar. Si alguien recomienda encarecidamente un libro que luego, según compruebo personalmente, resulta ser una mierda, ya sabré de quién no puedo volver a fiarme. Por otro lado, estamos mal acostumbrados. Un mal libro merece los palos tanto como un buen libro merece los besos. No hay deporte más divertido que aquel que se practica con crueldad. Los que protestan por las reseñas negativas de la medicina son, muchas veces, los mismos que no tiene problema en decir públicamente en las redes sociales que Gravity, por poner un ejemplo reciente, es una mierda pinchada en un palo, como si el trabajo de dos años de quinientos profesionales no mereciese el mismo respeto que un librito de tercera.
¿Le gusta leer?
No. Lo hago por tocar los huevos a los demás. La verdad es que odio la literatura. A mí lo que me gusta es cabrear a la gente y he descubierto que, después de privatizar la sanidad, esto es lo que más.
Por los mentideros de internet se dice, se comenta, que en el colegio los compañeros se reían de usted y que de ahí el blog, para vengarse. ¿Tiene usted amigos?
Sólo en Facebook ya tengo demasiados. De los de verdad, me quedan dos. No, uno. Creo. Mierda, ya no sé. ¿Le importa si hago una llamada?
¿Reconoce ser adicto al feedback? ¿Qué siente cuando su blog alcanza los mil visitantes en un solo día?
Reconozco haberlo sido. Ahora mismo me da un poco igual. Cuando monté el blog me marqué el objetivo de llevar a las 60 visitas diarias. Lo que siento cuando llega a las cuatro cifras es que la gente está como una cabra. En mi opinión, a partir de la segunda visita ya se tienen demasiadas.
¿Cree que un blog como el suyo tiene influencia sobre el mundo literario español? Le ruego que deje la falsa modestia en casa antes de responder a esta pregunta.
No lo sé, supongo que, en cierto modo, sí. Hace tiempo alguien a quien respeto (un escritor, aunque parezca increíble) me dijo que yo no tenía perspectiva, en el sentido de que no era consciente del efecto que tenía La Medicina sobre los margaritos. La frase es mía, pero la opinión suya. Bromas aparte, supongo que desde el momento que alguien lee algo que recomiendo o deja de leer algo que desaconsejo, estoy ejerciendo una influencia. No me siento responsable en absoluto; la gente es mayorcita para saber a quién hace caso.
¿Qué opinión le merecen los trolls? ¿Son acaso la sal y la pimienta de un blog como el suyo?
Troll es todo aquel que viene a dinamitar un blog recurriendo al insulto o a la mentira. Por lo tanto, su intención, su única intención, es provocar una reacción. Si lo consigue, misión cumplida. Aquellos que se ofendan por lo que diga un troll deberían hacérselo mirar. Permítame un ejemplo. Hace muy poco alguien publicó en los comentarios del blog de La Patrulla de Salvación una lista de nombres que, aseguraba, correspondían a comentaristas habituales de La Medicina (ni que decir tiene que este dato no lo puedo tener ni yo). A las pocas horas, recibí un email de alguien cuyo nombre aparecía en esa lista (y con el que no tengo relación) preguntándome si pensaba hacer algo al respecto, tipo desmentirlo, puesto que como YO bien sabía, ÉL no comentaba NUNCA en MI blog. Pasando por alto lo que tiene de ofensivo la petición, YO, que otra cosa no, pero educado soy un rato, le contesté que algo diría (y, de hecho, lo hice), pero en el fondo lo que pensaba, y lo que sigo pensando, es que si tengo que desmentir cada soplapollez que se dice sobre mí o sobre lo que ocurre en La Medicina, apaga y vámonos. La gente debería hacer algo más que fingir que es inteligente; debería demostrar que lo es, empezando por darle a las cosas la importancia que tienen.
¿Acepta regalos de las editoriales o de los escritores? Libros, por ejemplo.
Yo acepto regalos de cualquiera. Adoro los regalos. Pero sí, claro, me mandan libros, sobre todo los escritores. Pongo como condición leerlo cuando me apetece, si me apetece, y tener la libertad para decir lo que me dé la real gana. Siempre dicen SÍ. También tengo que reconocer que soy muy anárquico en mis lecturas y apenas comento los libros que recibo, unas veces porque no los leo y otras porque no puedo pasar de la décima página. Aprovecho para pedir disculpas por ello a… a todo el mundo.
Hace unas semanas ha denunciado públicamente, en su blog, que fuerzas oscuras quieren acabar con La Medicina de Tongoy. Parece que, entre otras cosas, lo han obligado a quitar la foto del frontal de su blog denunciando su uso al autor. ¿Quién cree usted que está detrás de estas maniobras? ¿O, dígame, qué tipo de persona puede pretender hacerle daño? ¿Y por qué?
No tengo ni idea y la verdad es que me da igual. Si me cierran Blogger me iré a WordPress y si me cierran WordPress me iré al cine. Sólo es un blog; ni me da ni me quita de comer. ¿Por qué alguien iba a querer hacerme daño? Bueno, no sé, venganza, supongo. Los escritores tienen madre, hermanos, hijos, amigos. Tienen derecho a enfadarse. Los unos, los otros y los de más allá.
¿Usa usted falda tableada o escocesa cuando se viste con el uniforme de la Patrulla? ¿Quiénes son la sargento Margaret y la Patrulla de Salvación? Confiese: ¿es usted una de ellas?
Siempre. Y sin ropa interior. El que quiere saber quién es Maggie es porque no ha entendido nada. ¿Si soy una de ellas? Digamos que podría serlo.
¿Se fía de las reseñas de algún crítico literario?
Preferiría no hacerlo.
¿Lee con satisfacción alguna revista literaria o cultural?
Con satisfacción, no. Leo revistas por curiosidad y por estar al día. Es tiempo que me quitan de buscar información por internet y sus artículos suelen tener el tamaño perfecto para leer en el baño.
Denunció usted los intentos de montar una nueva generación literaria. Me refiero a «Nuevo Drama», aquella maniobra de Juan Soto Ivars, Sergi Bellver y Manuel Astur. Aquel «post» fue el más leído y comentado de todos los que ha publicado en su blog.¿Por qué cree usted que ocurren estas cosas?
¿Qué cosas? ¿Lo del Nuevo Drama o los comentarios? Aquello fue puntual, un pequeño desmadre. Siempre he creído que los comentaristas agitadores eran cuatro chavales con mucho tiempo libre. Eso sí, me pilló completamente por sorpresa. Bonito fin de semana me dieron. Hasta ese momento no fui realmente consciente de la bilis que se destila en el mundillo literario. En comparación, yo soy un pedazo de pan.
¿Qué opina de la «Generación Nocilla»? ¿Son realmente perjudiciales para la literatura estos fenómenos o son simples juegos de niños?.
Puro entretenimiento. Como el Nuevo Drama, como la Generación de la precariedad. Tienen efecto cero, pero ayudan a pasar el rato cuando no hay novedades interesantes y si animan las ventas pues mejor que mejor.
Dígame una editorial y un autor o autora de nunca le hayan defraudado.
¿Eso existe? No, en serio, se me ocurre KRK. He leído solo dos libros, los dos de Wajdi Mouawad. Los dos geniales (Litoral e Incendios). Pero esto no quiere decir absolutamente nada.
Cite el nombre de 5 novelas buenas que haya leído en los últimos dos años.
El plantador de tabaco de John Barth
Gótico carpintero de William Gaddis
Tala de Thomas Bernhard
El desierto de los tártaros de Dino Buzatti
El valle de los avasallados de Réjean Ducharme
¿Le gusta el cine? Recomiéndenos una película.
Mucho, pero desde hace algunos años lo tengo muy abandonado. La gata sobre el tejado de zinc ha sido siempre una de mis películas favoritas. La versión de Newman y Taylor, por supuesto.
¿A qué autor le gustaría poner a parir pero no puede porque es muy bueno?
Ninguno puede ser tan bueno.
¿Dónde reside la autoridad del crítico literario?
Autoridad para qué. El crítico literario no tiene ninguna autoridad. Más quisiera. Lo que tiene es mucha tontería. La literatura es uno frente a un libro. Todo lo demás es ruido.
¿Qué es el «criterio de autoridad» en un crítico literario?
No tengo la más remota idea, pero eso de «criterio de autoridad» suena genial. Pensaré en ello y si veo que tal, me compro un par.
¿Qué le divierte hacer cuando no está leyendo o despotricando contra algo de lo que ha leído?
Follar, lo que más, pero cuando no puede ser, lo habitual en un Tongoy de clase B: reducir cabezas, hacer llorar a los niños, pellizcar a los ciegos o cosas más sencillas como abrir una botella de vino. Beberla. Engordar. Poca cosa. En realidad, mi hija gestiona el poco tiempo libre que me queda.
¿Pasará a la historia de la literatura nacional algún escritor español que hoy tenga menos de 40 años? ¿Quién? (o quiénes)
Dios nos libre.
¿En qué circunstancias cerraría usted su blog?
En cualquiera. Cuando deje de divertirme, por ejemplo. Cuando deje de tener visitas. Cuando deje de tener tiempo. Cuando deje de leer. La Medicina vive en un permanente estado de tensión. La tengo amenazada de muerte. Acojonadita, la tengo.