Corona de Flores (Mondadori, 2010) se muestra frente al lector como una pesadilla gótica de ojos rojos y dientes afilados. En sus tripas, el libro encierra un mundo paralelo donde el abanico de situaciones y personalidades con que muestra a sus personajes lo dota de una peculiaridad inaudita; la mente enferma de Semproni de Paula, uno de los personajes principales de la novela, se dispara mediante el huracán de violencia que utiliza para huir de sí mismo y de la figura de su esposa. La nube de polvo que se cierne sobre una hipotética ciudad condal sume al lector en un viaje gótico en la oscuridad de las catacumbas que ocultan a un grupo de asesinos que cuentan menos de diez años de edad cada uno. La parsimonia de los movimientos de Menelaus Roca, protagonista del libro y gigante doctorado en medicina, acusado de herejía y condenado a la oscuridad sempiterna de una celda húmeda, son algunos de los elementos más significativos de esta joya de Javier Calvo, anterior a El Jardín Colgante y primera parte de su Triología de la Muerte. Algunos elementos pertenecientes a la novela negra, una ligera fragancia a steampunk o algunas pinceladas victorianas, introducen al lector en el imaginario del autor sin definirse como tales. En la originalidad de su novela radica su éxito. La Barcelona que aparece en el libro parte de un mundo soñado años atrás en la mente del autor, donde se dibuja la crudeza de una historia que se despliega ante los ojos del lector que ha tenido la suerte de toparse con una obra que es difícil que pase inadvertida.
Los personajes del libro, vistos desde un prisma realista, se muestran en su crudeza; la falta de higiene y recursos se hace palpable en una Barcelona asolada por las enfermedades, el hambre y la suciedad. La bofetada de realismo con el que el autor describe a sus protagonistas y a la atmósfera que los rodea no es para nada un error, como algunos críticos mencionaron en su día, los trajes oscuros y el vapor que emanan las alcantarillas se suman a una atmósfera marcadamente gótica que recuerda a los escenarios de las aventuras de Sherlock Holmes con un añadido macabro que le otorga verosimilitud. Las tramas y argucias de los poderosos y la bajeza e inmundicia del pueblo llano se tornan aún más oscuras de lo que en realidad serían en la época. Javier Calvo ha apagado los interruptores y cerrado las cortinas para que los niños desdentados y los vagabundos parezcan monstruos de feria. La atmósfera descrita en el libro recuerda Melmoth El Errabundo de Charles Maturin o El Monje de Matthew G. Lewis, escritores antecesores de Lovecraft que abrieron sus levitas como las alas de un murciélago para mostrarle al mundo el gótico pintado a través de las palabras. Javier Calvo capta su esencia a la perfección y lo que es más, revive al género gótico como si fuera otro miembro de la cuadrilla de August Derleth o Robert E. Howard.
La esencia de los cuadros de Goya se esconde en algunos fragmentos de Corona de Flores, pero no lo hace de una forma intencionada, sus personajes parecen guardar una estrecha relación con las pinturas del artista. Javier Calvo nos muestra que se puede escribir sobre todo sin caer en los tópicos. La narrativa de autor y la de género nunca han sido, por mucho que algunos lo crean, géneros reñidos. Aun así, no es fácil crear una novela que muchos creen poder etiquetar cuando en realidad no es etiquetable. La originalidad de Corona de Flores se percibe como la necesidad de una extensión de la mente por parte de Calvo. Un mundo creado para ser devorado con el pasar de las páginas. El lector se convierte en caníbal y devora las emociones de sus personajes, que a su vez se devoran a sí mismos como peces encerrados en una pecera con el agua demasiado turbia. La Barcelona de Calvo es realidad pero también es mentira; una dulce mentira con sabor a novela que, sin quererlo, te coge de la mano y te mete en un carruaje oscuro donde la llama de un caliqueño te apunta a la cara, amenazante. En realidad, no sabes a quien tienes enfrente de ti, pero eso no importa. La oscuridad encierra un misterio con olor a glaucoma y pisadas de barro que se abre paso en el sistema digestivo del libro, mostrándote sus vísceras tal y como lo hacen sus personajes.
Corona de Flores es un libro desgarrador, oscuro, narrado con un lenguaje culto y repleto de referencias al mundo onírico de su autor. Es un sueño encerrado en un bote de formol que trata de escapar batiendo las alas entre las trescientas páginas que componen el libro. Con la primera entrega de su particular Triología de la Muerte, Javier Calvo se descubre a sí mismo como uno de los grandes narradores de este siglo y una de las voces más auténticas de su generación.